1. Solamente tenemos una vida. La vida está hecha de tiempo y el tiempo pasa rápidamente. Cada día que transcurre es un día menos de vida que tenemos. Muchas personas no caen en la cuenta que sus vidas están pasando a cada minuto. Teniendo todos una vida limitada, ¿no vale la pena planificar bien lo que deseamos alcanzar en ella? El plan que hacemos para nuestra vida es lo que se llama un “Proyecto de vida”. Es un proyecto porque no tenemos el control de todas las cosas. Dios puede hacer que nuestra vida cambie dramáticamente y nuestros planes se echen a perder. Sin embargo, esa realidad no debe ser una excusa para no tener un proyecto de vida. La peor manera de vivir es hacerlo a la ventura. Sin una meta es muy probable que no lleguemos a ninguna parte. O que lleguemos a donde no queríamos.
2. Al tener a Jesús como Señor él llega a convertirse en el elemento esencial de nuestras vidas. Todo proyecto de vida debe ser construido alrededor del Hijo de Dios. Debemos preguntarnos ¿qué deseo alcanzar en mi vida? ¿cuál es mi meta a alcanzar con mi familia? ¿qué será aquello a lo que dedicaré mis fuerzas y habilidades? Cada paso que damos en la vida debe estar orientado por el gran propósito de ser instrumentos de Dios. Todas las personas tienen distintos dones y Dios les ha dado cualidades únicas. Por ello, cada persona es diferente.
- Lean juntos Romanos 12:6 y 8. Comenten las distintas ocupaciones que se mencionan en ese pasaje.
- Pregunte si alguien siente inclinación por alguna de las ocupaciones allí mencionadas.
Aplicación
- Anime a las personas a buscar a Dios en oración y en lectura de su Palabra para encontrar su voluntad en la vida de cada uno.
- Anímeles a defi nir una meta en sus vidas que honre a Dios y que sea de beneficio para las demás personas.
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